Decadencia
Tras la culminación del mandato del Virrey Velasco, la Alameda decayó hasta el punto de haber sido utilizada por vecinos de la ciudad para que pastaran sus caballos. En respuesta a tal situación, este parque tuvo que ser bardeado y así permaneció por varios años.
En algún tiempo, el límite poniente del parque en la plazoleta de San Diego, funcionó la hoguera de la Inquisición, donde eran condenados a muerte los ateos, judíos o cualquier persona que no fuera conveniente para el régimen.
Renovacion Fue creada en 1521-1821
Años más tarde, con la ascensión al trono de España de la dinastía de los Borbón, Felipe V, quien había conocido la belleza de los jardines de Versalles y la preocupación por la belleza característica de la corte del Rey Sol, encargó personalmente para la Alameda, que se construyeran varias fuentes, se sembraran nuevos árboles y ampliaran los portones de acceso al parque.
Asimismo ordenó que el propio virrey de la Nueva España debería velar personalmente por el buen estado de este jardín. En 1775, el virrey Carlos Francisco de la Croix amplió las calzadas laterales de la Alameda, la cual tomó ahora una forma rectangular en vez de la cuadrada que había tenido hasta entonces, de igual modo trazó las calzadas interiores y se mandaron construir cuatro nuevas fuentes.
Reinauguración
El 26 de noviembre de 2012 fue reinaugurada la Alameda Central, tras la realización de trabajos de renovación con la plantación de árboles y la restauración de las fuentes, las esculturas y el Hemiciclo a Juárez.
Se construyeron también cuatro nuevas fuentes ubicadas en las esquinas de la Alameda, la calle de Ángela Peralta se volvió peatonal y se instaló alumbrado público.
Fuente:http://www.excelsior.com.mx/comunidad/2014/02/07/942625
Hito
La rehabilitación del primer parque público y el más tradicional de la Ciudad es al mismo tiempo la recuperación de la gran área verde del Centro Histórico, y la conclusión del eje urbano que une la Plaza de la República, La Alameda y el Zócalo.
En la intervención participaron 650 trabajadores entre albañiles, plomeros, jardineros y electricistas, así como canteros, restauradores, biólogos, arqueólogos, arquitectos y especialistas en fuentes de última generación.
Gracias a su trabajo, el parque será visitado nuevamente por millones de capitalinos y turistas.
La última vez que la Alameda Central fue objeto de una intervención fue en 1973, hace casi 40 años. Entre las novedades están las fuentes iluminadas con chorros juguetones diseñados para realzar la belleza de las esculturas, y dos fuentes secas, gran atractivo familiar en días calurosos.
“Es una rehabilitación física, pero conlleva un cambio social importante”, pues es un espacio de convivencia y esparcimiento para todas las clases sociales, señala el director de Proyectos especiales de la Autoridad del Espacio Público (AEP) y coordinador de los trabajos de rehabilitación.
PERSPECTIVAS LIMPIAS
La Alameda es un polígono rectangular con un área de más de 88 mil metros cuadrados: casi 24 mil de pavimento y 62 mil 500 de jardines. Tiene alrededor de mil 300 árboles, 12 fuentes, ocho monumentos (incluyendo el Hemiciclo a Juárez) y un kiosco. Su entorno está conformado por sitios emblemáticos como el Palacio de Bellas Artes, la plaza de la Santa Veracruz, el templo de San Hipólito y los museos Franz Mayer, Nacional de la Estampa, Arte Alameda y de la Memoria y la Tolerancia.
La rehabilitación física abarcó todo: pisos, vegetación, fuentes, riego, restauración de monumentos y esculturas, desagüe, iluminación y mobiliario urbano, así como circulación peatonal y vehicular en las vialidades circundantes.
Al verla de nuevo, sorprenden sus andadores de mármol blanco y una vegetación más corta. La Alameda parece más amplia, lo que es una impresión visual, pues la traza histórica se respetó completamente.
Ese efecto se debe al mármol de Santo Tomás —de origen poblano—, que aparte de resistencia, tiene un color blanco grisáceo que refleja la luz, ilumina el espacio y consigue integrar la Alameda con la explanada del Palacio de Bellas Artes.
Otro objetivo en cuanto al paisaje fue eliminar obstáculos visuales para dar limpieza a la perspectiva y, pensando en la seguridad, evitar escondites.
Las fuentes se iluminarán con luz blanca, en tonos que van del frío al ámbar.
Fotografías: Eloy Valtierra/eikon.com.mx
VERDES DIVERSOS, AGUA LIMPIA
Los árboles y la vegetación fueron uno de los mayores retos de la intervención, informa el funcionario. En los últimos 40 años “se plantaron sin ton ni son especies que no eran las adecuadas, como la gredilia, un árbol australiano de vida rápida”, y el olmo chino.
Alrededor de 200 árboles fueron removidos por tener un problema irremediable de plagas, haber cumplido su ciclo vital, presentar riesgo estructural o por ser especies no aptas para el lugar.
Ahora la Alameda luce 550 árboles nuevos que conviven con los cerca de 700 que subsistieron. Se colocaron 150 jacarandas en los bordes (avenidas Juárez e Hidalgo, calles Ángela Peralta y Doctor Mora); y en el interior, 400 ejemplares de especies como fresnos, ahuehuetes, sauces, liquidámbares y, de nueva cuenta, álamos. Todas ellas son adecuadas para el clima y el paisaje, con frondas altas.
Para el diseño vegetal se eligieron especies que fueran comunes o adaptadas al Valle de México y, para los cubresuelos —vegetación corta de los jardines—, que no requirieran poda ni alcanzaran una altura mayor de 60 centímetros.
En los jardines se plantaron especies cuya combinación ordenada crea un ritmo cromático. En la zona inmediata a los andadores se colocó monkey, un zacate verde oscuro cuya forma de espada desalienta la intrusión; sigue la brisa, de color verde claro, para hacer contraste, y después lirio, salvia y lavanda, que otorgan toques de verde a morado y despiden un perfume característico. No hay pasto, pues requiere mucha agua y cuidados.
Para el riego se instalaron un sistema por goteo y otro por aspersión, programados por computadora.
A fin de combatir los malos olores —debidos al paso del drenaje profundo— el parque tenía ya un biodigestor cuyas tres chimeneas desembocaban a baja altura; para mejorar la calidad del aire las salidas se elevaron a 12 metros.
ESPECTÁCULO DE AGUA Y LUZ
Uno de los principales atractivos serán las fuentes, afirma el entrevistado. La Alameda será un espectáculo constante de agua y luz. Las 10 fuentes convencionales fueron remozadas desde la estructura hasta las esculturas de hierro fundido que las rematan. Ahora lucen un color negro, homogéneo y mate.
Todas ellas, y las dos nuevas fuentes secas —ubicadas en las glorietas de las Ninfas— tienen un sistema automatizado que permite programar cada chorro a más de 65 mil alturas diferentes.
“Las fuentes secas crean túneles de agua, donde los niños que ahí quieran jugar quedarán atrapados. De repente el túnel se abre y ellos pueden salir, o cuando quieran salir, se cierra y los moja”, explica el funcionario.
Gracias a un sistema también automatizado de luces led, las fuentes se iluminarán cada noche con luz blanca, en una variedad de tonos que van del frío al ámbar. Las cuatro fuentes de las esquinas fueron habilitadas para brillar con luces multicolor.
Cada fuente tiene dos cuartos de máquina nuevos, uno para el sistema de cómputo y otro para el hidráulico. Éste, de última generación, garantiza que el agua se mantendrá limpia.
Tanto las ocho esculturas que coronan las fuentes, como las siete que están distribuidas en los andadores, fueron objeto de limpieza, consolidación y, en los casos que lo necesitaban, restauración. Las cinco esculturas ubicadas a lo largo de avenida Juárez, y las de Beethoven y Humboldt, que se encuentran en el eje central del parque, fueron desplazadas ligeramente, sólo para que puedan ser mejor apreciadas por los visitantes.
Las 261 bancas de hierro colado del siglo XIX se limpiaron a fondo —numerosas capas de pintura ocultaban sus adornos, como el escudo nacional o un gorro frigio— y se les aplicó acido tánico para que recuperaran el color negro original.
Las 26 bancas de cantera ubicadas en las glorietas también fueron restauradas. En los lindes de Doctor Mora y de Ángela Peralta se colocaron 24 bancas de bloques irregulares de mármol, diseñadas por el artista Jorge Yázpik.
La iluminación es similar a la de Madero. Más de 500 luminarias nuevas fueron distribuidas en los andadores y en el borde vegetal, a 12 metros de distancia entre sí, lo que permite distinguir siempre la fisonomía de una persona.
La regeneración vegetal permitirá disfrutar de la alameda como área verde.
RECHINANDO DE LIMPIO
Recién pulido, el mármol de Carrara deslumbra, y el Hemiciclo a Juárez, inaugurado por Porfirio Díaz en 1910, parece un merengue.
Nunca se le había dado un tratamiento a fondo, informa el entrevistado. “Lo encontramos prácticamente en piel viva. El mármol tenía todo el poro abierto y estaba en condiciones de pérdida en la superficie”. También tenía manchas negras y de óxido.
El monumento se lavó con máquina hidrolavadora. El mármol se pulió y se estabilizó con un recubrimiento. Las partes de bronce se estabilizaron y se les aplicó un barniz de protección. Para que brillara más, la corona de laurel que la Patria le coloca a Benito Juárez fue recubierta con lámina de oro.
Otro espacio emblemático de la Alameda, el kiosco, fue asimismo restaurado; está estrenando una delicada duela de madera en la cara interior del techo y el gallito metálico que lo coronaba, ahora es una veleta. Además, se adecuó para que se presenten allí espectáculos.
También se habilitarán, en el lindero de Dr. Mora, un conjunto de baños públicos. En esa zona se encuentra una reproducción del mural Sueño dominical… , de Diego Rivera, realizada en mosaico.
VIALIDADES MODIFICADAS
Las vialidades y las banquetas aledañas fueron rehabilitadas. La avenida Juárez, en el cruce con Reforma, tenía seis carriles, que antes de Balderas se hacían cinco y pasando, cuatro. Al desembocar en Eje Central eran tres.
“Era un gran embudo. Ahora han quedado cuatro carriles continuos de principio a fin desde Reforma hasta Eje Central, y un carril acotado exclusivo para bicicletas. Esto permitió el ensanchamiento del área peatonal”, expone el coordinador del proyecto.
“La gente en silla de ruedas puede ahora venir desde Insurgentes hasta el Zócalo sin subir ni bajar, sin tener ningún obstáculo en las dos aceras. Se puede entrar a la Alameda y pasear por ella sin (encontrar) un solo escalón”.
La corona que la Patria le coloca a Juárez fue recubierta con lámina de oro.
HALLAZGOS ARQUEOLÓGICOS
Como ocurre en intervenciones de esta magnitud en el Centro, un equipo de la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH dio seguimiento a la obra, e hizo varios hallazgos.
El descubrimiento más importante de la época prehispánica —se calcula que de entre fines del siglo XV y principios del XVI—, a una profundidad de casi dos metros, fue la evidencia de un sistema de canales, al parecer vinculado “a un proceso de desecamiento de la zona”, refiere Alfonso Araiza, coordinador de los trabajos arqueológicos.
Se encontraron más de 80 objetos casi completos, como vasijas, molcajetes y ollas, además de restos de construcciones y algunas piezas escultóricas, como cabezas antropomorfas y fragmentos de figurillas.
En la banqueta sur de avenida Juárez, entre Eje Central y López, se descubrió un empedrado que corresponde al Callejón de San Francisco (siglo XVI), de la época colonial. Del mismo periodo, se corroboró con evidencia arqueológica lo que aparecía en pinturas: la existencia de cuatro acequias que rodeaban la primera traza de la Alameda, y el piso de estuco de color rojo de un kiosco.
“La Alameda no había tenido intervenciones ni investigación arqueológica hasta estos trabajos de rehabilitación, y quizá sea un buen momento para considerarla como una importante reserva arqueológica”, concluye Araiza.
MANTENIMIENTO
Una vez rehabilitado, el primer jardín público del continente presenta dos grandes retos: conservación y administración. De la limpieza y mantenimiento se hará cargo el área de Conservación del Espacio Público de la Autoridad del Centro Histórico (ACH), con 75 trabajadores.
En cuanto a la administración, de acuerdo con el Decreto para la Salvaguarda y Administración de la Alameda Central de la Ciudad de México (Gaceta Oficial del DF, 27 de noviembre de 2012), el parque estará a cargo de un administrador designado por la Oficialía Mayor. Asimismo, se creará un consejo consultivo, integrado por especialistas en materia cultural, arquitectónica, urbana o de medio ambiente de varias universidades.
En la rehabilitación de las casi 10 hectáreas de terreno participaron varias dependencias del gdf: directamente, la AEP, de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda, la ACH y el Fideicomiso Centro Histórico de la Ciudad de México; además, el Sistema de Aguas y las secretarías del Medio Ambiente y de Transporte y Vialidad. También dependencias federales, con recursos del Conaculta, y la Secretaría de Desarrollo Social, con uno de sus programas, en conjunto con el gdf. Igualmente, vecinos de la Alameda como Grupo Carso, el Banco de México y la familia Sterenberg, entre otros.
VECINOS ILUSTRES
- Templo de San Hipólito.
- Centro Cultural José Martí.
- Laboratorio Arte Alameda.
- Museo Mural Diego Rivera.
- Plaza Juárez.
- Palacio de Bellas Artes.
- Iglesia de la Santa Veracruz.
- Museo Nacional de la Estampa.
- Museo Franz Mayer.
- Hotel de Cortés.
- Museo Memoria y Tolerancia.
Fuente:http://guiadelcentrohistorico.mx/kmcero/1-el-centro-fondo/la-alameda-renovada